
Un niño acompaña el recorrido de un globo por las calles parisinas. Juntos van sorteando los escollos del París industrial de los años 1950. Expectantes, anticipamos la ruptura de su fulgor rojo entre las calles grises y frías; un objeto palpitante, tan frágil y suave, parece amenazado por el ambiente oscuro y ríspido de la ciudad. Sin embargo, supera los peligros desde el inicio hasta los últimos minutos. Al final, globos de todos los colores ascienden sobre un límpido cielo.
A través del cortometraje El globo rojo (1956), Albert Lamorisse ofrece un símbolo y una analogía de la infancia. Entre el gris del entorno, sobresale la pulida superficie roja del globo. Ícono de la inocencia y de la creatividad, fue expulsado de la escuela y se encuentra vagando por las calles de la ciudad. La infancia se juega entre la obligación y la imaginación; la peripecia del globo propone una metáfora provocativa, una metáfora que interpela. ¿Será posible que la educación conjugue ambas premisas: tanto la obligación como la imaginación? Acicateados por esta pregunta, este libro es el fruto de una investigación que desarrolló, explorando distintas dimensiones, la problemática de la lectura en la escuela.